A estas alturas todos estamos convencidos de los beneficios
que la práctica del Yoga tiene para la persona. Sabemos que sirve para tener
una buena aptitud física, para perder peso, para aliviar las tensiones que se
pueden acumular durante el día, para mejorar y potenciar nuestro sistema
inmunológico, para conseguir la paz interior, para sentir cómo aumenta nuestra energía
y nuestra flexibilidad…
Para alcanzar todos estos objetivos, sin embargo, no basta
con la realización aplicada de una serie de asanas o posturas. Para alcanzar
los objetivos señalados (y otros que figuran entre los beneficios derivados de
la práctica del Yoga) hay que saber respirar, descansar convenientemente, tener
una mentalidad positiva (nuestra mentalidad se volverá más optimista conforme
avancemos en la práctica del Yoga) y, por supuesto, alimentarse bien.
Entre las citas más famosas de Hipócrates, médico que la
Grecia clásica que es considerado por muchos autores padre de la Medicina,
figura la siguiente: “que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu
alimento”. El Yoga estaría en la misma línea que el citado médico griego y
entendería la nutrición como uno de los pilares de la salud. Lo que comamos
determinará, según el Yoga, cómo serán nuestras emociones, nuestros actos y
nuestros pensamientos. Por eso es importante elegir cuidadosamente qué
alimentos son esos.
Entre muchas personas existe la convicción de que el Yoga
está relacionado directamente con el veganismo o, cuanto menos, con la
nutrición vegetariana. Esto no es del todo cierto. Si bien hay ramas estrictas
del Yoga que optan por este tipo de alimentación, el Yoga, por sí mismo, no
implica que la nutrición tenga que ser vegetariana. Que el Yoga pida que los
alimentos de origen vegetal tengan predominio en la dieta, no quiere decir que
se demande la exclusividad de los mismos.
Lo que el Yoga pide es que la alimentación sea sana y
equilibrada, es decir, que incorpore todos los nutrientes que el cuerpo
necesita para funcionar correctamente. La dieta ayurvédica puede proporcionar,
sin duda, esos nutrientes. Pero la dieta ayurvédica no es, en el fondo, otra
cosa que una dieta sana y equilibrada.
Nutrientes de la alimentación para Yoga
¿Qué nutrientes y de qué tipo debe incorporar la nutrición
para Yoga? ¿Qué debemos comer para potenciar los beneficios del Yoga?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que hay que ingerir
carbohidratos. Los carbohidratos o hidratos de carbono son uno de los
nutrientes fundamentales de nuestra dieta por eso no deben faltar en una dieta
para Yoga. Existen dos tipos de carbohidratos: los de digestión rápida y los de
digestión lenta. Hay que potenciar el consumo de los carbohidratos de digestión
lenta y reducir al máximo el consumo de hidratos de carbono de digestión
rápida. ¿Por qué? Porque estos últimos elevan el nivel de azúcar en la sangre,
exigen un trabajo extra de la insulina y facilitan la acumulación de grasas, lo
que acelera el envejecimiento e incrementa el riesgo de sufrir enfermedades
cardiovasculares.
¿Qué alimentos contienen hidratos de carbono de digestión
lenta y, por tanto, qué alimentos deben incluirse en una dieta para Yoga?
Fundamentalmente las legumbres, la patata, la remolacha y el boniato. Todos
estos alimentos tienen un bajo porcentaje de glicémicos.
Una buena nutrición para Yoga debe incorporar también un
porcentaje adecuado de grasas saludables. Entre éstas encontramos todas
aquellas que poseen ácidos grasos Omega 3. El bacalao, el salmón o la sardina
poseen estos ácidos grasos. Deben evitarse, por el contrario, los alimentos con
ácidos grasos Omega 6. Dichos ácidos favorecen la inflamación y se encuentran
en alimentos como el maíz, el girasol y el aceite de soja.
La alimentación para Yoga exige el uso para cocinar de
aceite virgen de oliva. Los alimentos procesados y manufacturados, así como las
comidas rápidas y los aceites hidrogenados deberían ser eliminados de la dieta
para Yoga si queremos que la práctica de éste resulte efectiva a la hora de
alcanzar los beneficios perseguidos.
Uno de los consejos que tradicionalmente suelen darse a la
hora de recomendar una dieta para Yoga es la de consumir abundantes frutas y
verduras. Las frutas y verduras, como alimentos ricos en antioxidantes, son
alimentos que no deberían faltar en la nutrición para Yoga. Al consumirlos, sin
embargo, hay que tener en cuenta una cosa: que se escoja la mayor cantidad de
colores posibles. El rojo del tomate, el verde de la espinaca, el negro de la
berenjena… Combinar colores y matices de color diferentes al consumir frutas y
verduras garantiza el incorporar una buena cantidad de vitaminas de diferente tipo
a nuestra dieta para Yoga.
De entre todos los colores, el color estrella de la nutrición
para Yoga es el verde. Los vegetales de hojas verdes deben estar presentes de
manera muy significativa en la dieta para Yoga. La vitamina K, además del
calcio, son algunos de los nutrientes que los vegetales de hoja verde aportan a
nuestro organismo y que los convierten en alimentos estrella de una
alimentación para Yoga.
También deben figurar en esa dieta los frutos secos. Hay
estudios que demuestran cómo los frutos secos proporcionan sensación de
saciedad y, al mismo tiempo, no nos hacen ganar peso. Los frutos secos (nueces,
pistachos, etc.) proporcionan fitonutrientes y antioxidantes muy importantes
para nuestro organismo y sirven para reducir el colesterol malo. Por ejemplo:
tras una comida alta en hidratos de carbono nada mejor que comer un puñado de
frutos secos.
Al intentar seguir una alimentación para Yoga hay que tener
en cuenta que no basta con elegir los alimentos adecuados y elegirlos frescos y
orgánicos. Esos alimentos hay que ingerirlos, también, correctamente. ¿Qué
queremos decir con ello? Que hay que comer despacio, con conciencia, saboreando
cada bocado y que no se debe comer en exceso. La mesura es, pues, uno de los
elementos que hay que tener siempre presentes si se quiere seguir una dieta
para Yoga.
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