En este artículo haremos hincapié en la idea de que debemos
arrancar esa mala hierba que es el engreimiento (EGO). Al fin y al cabo,
nuestros logros provienen de la fuente creadora. Todo lo que ves o tocas, todo
lo que te pertenece, es un regalo.
Por tanto, tienes la obligación de postergar tu ego y
cultivar una actitud de gratitud y generosidad ante estos actos creativos. Así
caminarás por el sendero del Tao llegando a ser como él, que siempre actúa con
una dadivosidad sin límite.
Observa cómo sin pedirte nada se te provee de cantidades
ilimitadas de alimentos, aire, agua, luz, tierra y belleza. Se crea en
beneficio de todos y no se te exige nada a cambio.
Incluso después de todo este tiempo, el sol jamás le ha
dicho a la tierra; estás en deuda conmigo. Imaginas lo que un amor así puede hacer,
iluminar todo el mundo.
El sol simboliza el Tao en acción: Ofrece su calor, luz
energía vivificante a todos, iluminando la tierra sin exigir ningún
reconocimiento. Supongamos que el sol necesitara que le prestáramos atención y
nos exigiera que lo elogiáramos por sus servicios. Si así fuera, solo brillaría
allí donde se sintiera querido. En poco tiempo, parte del mundo dejaría de
recibir el esplendor de la luz solar y al final la tierra quedaría en la
oscuridad.
Transita por el sendero del Tao, dando más que recibiendo y
ocupándote de los demás sin pedir nada a cambio. Y considera que el deseo de alardear
y buscar aprobación es como las malas hierbas que brotan en el camino.
Considerar que eres importante y especial debido a tu
talento artístico, por ejemplo, es caminar por el sendero del EGO. Expresa tu
agradecimiento libre del deseo egoísta de ser reconocido por tus actos y
logros.
Cuando estás de puntillas, no puedes mantenerte firme.
Cuando avanzas a zancadas, no puedes llegar lejos.
Tratar de destacar no revela inteligencia.
La jactancia no produce ningún resultado.
El que se vanagloria no se hace respetar.
El que alardea no podrás resistir.
Cuando transitas por el sendero del Tao,
estas cosas tienen que ser erradicadas,
expulsadas y superadas.
Adopta conscientemente una actitud de gratitud
El devenir de tu vida cambiará si cultivas una actitud de
gratitud por todo lo que eres, consigues y recibes. Repite calladamente “te doy
gracias”, cuando estés despierto y cuando vayas a dormir, así como al
despertar.
En el fondo, da lo mismo que tu gratitud se dirija a Dios, a
Buda, a Krishna, a Alá, al Tao, al Espíritu o al Origen, porque todos
simbolizan tradicionalmente la sabiduría. Dar gracias por la luz del sol, la
lluvia, tu cuerpo y todos los órganos que lo componen.
Dedica un día de gratitud al cerebro, al corazón, al hígado
y hasta a las uñas de los pies. La expresión de gratitud hace que te centres en
el verdadero origen de todo, al tiempo que percibes cuando estás dejando que el
ego te domine.
Conviértelo en una práctica diaria:
- Da las gracias por tu cama, las sábanas, por poder comer, por tener un techo donde dormir, la salud, la familia que tienes, por el entorno dónde vives … Agradece por todo, muestra siempre está gratitud constante y conscientemente.
- Da gracias por todo lo que te espera ese día y luego comienza la jornada haciendo algo bueno por otro ser humano. Sorprendentes cambios se darán milagrosamente. Es mágico.
Analiza tu necesidad de alardear y vanagloriarte
Cuando estés a punto de alardear ante los demás de tus
méritos o logros, detente a pensar en la necesidad que sientes y recuerda que
estas cosas tienen que ser erradicadas, expulsadas y superadas.
En el sendero del Tao, la aprobación interior es sana y pura
mientras que alardear vanidosamente es simplemente superfluo. Cuando te des
cuenta de que estás acostumbrado a recrearte con tus éxitos, decide volver al
sendero. Los comentarios pretenciosos que haces para alimentar tu ego pasarán a
ser como las malas hierbas que no te sirven para nada.
Volviendo a una humildad radical y contemplando la grandeza
que habita dentro de todas las personas, suprimirás los excesos de autosuficiencia.
Este es el camino del Tao.
Mañana por la mañana, haz algo que exprese tu aprecio por
alguien, cogiéndole completamente por sorpresa. Envíale un e-mail en el que
expreses tu afecto y amor. Telefonea a un pariente que se sienta solo, o
incluso a alguien a quien no conozcas bien. Fíjate en como tu gratitud hacia otra
persona alimenta el sendero del Tao, no el de tu EGO.
Extraído del libro: Nuevos pensamientos para una vida mejor
– Dr Wayne Dyer
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