Si te pregunto si estás seguro de saber quién eres, la cuestión te parecerá ridícula. ¿Cómo no ibas a saberlo? Eres Pedro, Juan, Luis, Sara, Alberto, etc. Vale, pero ese solo es tu nombre, mi pregunta va más allá: con una respuesta igual de sencilla pero mucho más fascinante.
Esta réplica es fascinante porque implica un crecimiento, un trabajo y una pequeña dedicación. Así, la respuesta merece el esfuerzo que demanda su logro, por su trascendencia y su funcionamiento dinámico como pilar para el resto de cimientos de nuestra vida. De esta manera, te animo a que sigas leyendo ¡y lo descubramos juntos!
¿Sabes quién eres?
Hazte esta pregunta: “¿Quién soy?”. Da igual, lo primero que te haya venido a la mente: sea lo que sea, no tengas la menor duda de que es falso. No puede ser de otro modo, ya que quien ha respondido a la pregunta no es otro que tu ego. Haciendo uso de tu mente consciente, el ego fabrica una identidad para ti, de forma que puedas responder. Te hace creer que eres un ser separado del resto del mundo.
Te hace ver al mundo como algo fragmentado y repleto de separaciones, y tú eres una de ellas. Además, hace todo lo que está en su mano para acaparar lo máximo posible: le apasiona poseer. Así, no deja de esforzarse en crear la máxima separación entre esa idea de “yo” y el resto de fragmentos en los que divide a la realidad.
Se aprovecha de que la mente consciente está en contacto con el mundo material y, en este último, existen limitaciones impuestas por el espacio y el tiempo. Existen las distancias y las duraciones, y el ego se aprovecha de todo ello. Puede crear separaciones a sus anchas.
Que responda el ego es normal, puesto que te estás moviendo en sus dominios: los de la mente consciente. Pero eso no es malo. Si lo sabes aprovechar, puedes lograr que te ayude a crear cierta distancia (no física, sino a nivel de evolución interior) e irte alejando del ego.
En otras palabras, por esa vía te podrás alejar de tu falso yo, y empezar a acercarte a tu verdadera esencia. La clave reside en repetir la pregunta, pero no olvidar que es el ego quien responde, y por tanto, sus respuestas son siempre falsas.
Un ejercicio de meditación para descubrir tu verdadera identidad
El ego se basa en la dualidad. Le gusta la diferenciación. Para salir de sus dominios, es necesario emprender el camino opuesto: el de la unificación. Para lograrlo, es preciso practicar la meditación. La pregunta “¿quién soy?” constituye una base muy poderosa para lograrlo.
Te propongo el siguiente ejercicio:
- Siéntate cómodamente, con la espalda recta.
- Cierra los ojos, y relaja el cuerpo.
- Toma tres respiraciones lentas y profundas, poniendo tu atención en la respiración.
- Recobra tu ritmo respiratorio natural, y concentra tu mente en tu respiración. Cuenta mentalmente cada ciclo de inhalación y exhalación.
- Si pierdes la cuenta, vuelve a empezar de nuevo desde uno.
- Cuando tu cuenta llegue a diez, pregúntate: ¿quién soy? Repite varias veces la pregunta. Visualízala incluso.
- Permanece en un estado receptivo. No busques nada. Solo mantente alerta y con la máxima curiosidad ante la aparición de cualquier fenómeno, ya sea un sonido, una imagen mental, una palabra, etc. En este paso, el mindfulness representa una práctica muy poderosa. Si tienes práctica, lograrás los mejores resultados con este paso.
- Tan pronto aparezca una idea, niégala. Por ejemplo, si tu primera respuesta es “Soy [tu nombre]”, responde mentalmente diciendo: “No soy [mi nombre], soy quien es llamado por ese nombre”. Si la respuesta es “Soy el director de la empresa X”, responde: “No soy el director de la empresa X, soy quien ocupa el cargo de director en dicha empresa”. Si la respuesta es “Soy este cuerpo”, responde: “No soy este cuerpo, soy quien tiene esta apariencia física”. Y algo similar para cualquier tipo de idea que obtengas.
- Termina. Cuando lo desees, toma tres respiraciones profundas, abre los ojos, y termina el ejercicio.
Descubre quién eres
Te recomiendo practicar el ejercicio anterior a diario, dedicándole el momento del día que más te convenga y el tiempo del que dispongas. Lo importante es ante todo la regularidad. Si lo tomas en serio, es fácil que sigas practicándolo, pues verás que resulta realmente revelador.
Cada día sabrás un poco mejor quién eres. Significará que te estás acercando a tu “yo superior”. Comprenderás por ti mismo que la respuesta a la pregunta que da título a este artículo no se puede expresar con palabras. Es absolutamente imposible. Tan solo la puedes conocer mediante tu experiencia directa, y es hacía allí a donde te lleva el ejercicio anterior.
La práctica de la meditación, en general, te lleva en esa dirección, desde el yo inferior hacia el yo superior. Cuando te encuentras demasiado cerca del ego, sabes quién eres. Cuando logras un estado meditativo, te acercas a tu verdadera esencia, y vas sabrás que lo has logrado, porque dejarás de saber quién eres.
Te deseo una feliz meditación y que este ejercicio te reporte muchos beneficios en tu evolución interior.
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