Para dar al mundo niños respetuosos, cría niños respetados

Para dar al mundo niños respetuosos es necesario haber sido respetados durante nuestra infancia, durante esos periodos tempranos que tanto marcan la vida de una persona. A la hora de hablar de crianzas y estilos educativos, cada progenitor es muy libre de asumir aquella tendencia que crea más adecuada en lo que respecta a sus valores. Ahora bien, un aspecto que nunca podemos descuidar es el de la propia felicidad de los niños.

Asimismo debemos pensar que, el día de mañana, deben ser adultos capaces de construir un mundo mejor, un mundo más íntegro, más noble.

Educar es un acto de responsabilidad y la acción más importante que vamos a llevar a cabo. No debemos tampoco obsesionarnos con ello ni aspirar a ser los padres más perfectos. A veces, se trata solo de seguir la voz de nuestro corazón.

Hoy en nuestro espacio queremos hablarte de la educación consciente y respetuosa.

Niños respetuosos, niños amados

Cuando un niño viene al mundo sabemos muy poco de él aún. No todo lo que va a mostrarnos en unos meses o en unos años son caracteres heredados, ni va a responder tampoco a lo que nosotros mismos le inculquemos.

Cada niño va a desarrollar sus propios gustos, su propia identidad, tendrá sus propias pasiones e inquietudes. Los hijos no son copias de sus padres ni está en nuestra obligación determinar cada cosa que deben pensar y sentir.

Nuestra tarea es acompañarles en ese proceso de crecimiento mediante el amor y el respeto. Si queremos que sean niños respetuosos, nada mejor que criar niños respetados, niños que son amados y valorados.

Respeta el ritmo natural de crecimiento de tus hijos

A lo largo de los años 90 se puso muy de actualidad la importancia de la estimulación temprana. Es algo, sin duda, maravilloso, excepcional y una estrategia clave para permitir que muchos niños con problemas de desarrollo asienten procesos básicos.

  • Ahora bien, no hay que confundir estimulación temprana con “aceleración”. Hay madres que se obsesionan con que sus niños sean lectores competentes con cuatro años.
  • Hay familias que educan a niños que resuelven ejercicios matemáticos con 5 años, que se inician ya en dos lenguas extranjeras a la vez y que, además, acuden a clase de ballet, de música, de fútbol…
  • En ocasiones, la aceleración trae consigo el dar al mundo niños estresados. El estrés, la ansiedad, y la presión de tener que ajustarse a una determinadas expectativas nunca será una educación respetuosa.
  • Permite que los niños se críen a “fuego lento y con amor”. Deja que jueguen, que descubran el mundo de tu mano, que den sus primeros pasos, que se ensucien en el parque, que corran, que se caigan y que vuelvan a levantarse…

Todo ello es ejercer el respecto al crecimiento de tus hijos. Al sentirse queridos y respetados, serán también niños respetuosos.

Entiende sus sentimientos, ayúdalos a canalizar sus emociones

Quien alza la voz a sus hijos indicándoles un “no llores que tú ya eres mayor” o “no digas tonterías que ahora no tengo tiempo y estoy cansado” marca para siempre su mundo emocional.

  • La educación respetuosa lleva a cabo un adecuado acercamiento con los más pequeños, para permitirles canalizar su mundo emocional, para entender su rabia, su miedo, su ansiedad…
  • El respeto por las propias emociones es un ejercicio de salud y de crecimiento que nuestros niños van a agradecer siempre.
  • Si se sienten escuchados, si perciben que cada palabra que digan en voz alta va a ser atendida, crecerán en seguridad y madurez.

Educar con respeto no significa en absoluto no poner límites a los niños. Es necesario. Al igual que la propia sociedad nos pone los suyos, los más pequeños deben ser capaces de asumir e interiorizar unas normas, unos deberes.

Marcar derechos y deberes es también una forma de respeto en la educación de un niño. Les permite gestionar su frustración y saber qué se espera de ellos en cada momento.

El niño que no sabe dónde están los límites los intentará cruzar cada día y, al ver el resultado negativo, se sentirá frustrado y perdido.

No serán, por tanto, niños respetuosos porque no les habremos enseñado cómo se construye el propio respeto.

Como podemos ver, este tipo de crianza respetuosa es la que muchas familias llevan a cabo cada día, y lo hacen de este modo porque saben que el amor y el respeto son esos lazos invisibles que mejor guían los pasos de sus hijos.

Los niños necesitan caminar con seguridad, pero sintiéndose libres a la vez para marcar su propio ritmo, sabiendo qué pueden hacer y qué no.

Sé el mejor modelo para tus hijos. Recuerda que de momento son “pequeños aprendices” de la vida y que aprenden más con el ejemplo que con la palabra.

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